ORDENA TU CASA
Cuando oras eficazmente Dios responde poderosamente y no responde con cualquier cosa porque la oración del justo puede mucho y Él te dará siempre lo mejor; es eficaz por el clamor y la desesperación que le pones y, según las Escrituras, es una oración de convicción, aunque muchas veces no lo hemos hecho adecuadamente.
Ezequías exclamó que no son los muertos ni los enfermos los que alaban a Dios sino los vivos que proclaman Sus Grandezas. Hay un propósito detrás de la oración: que te sirva realmente para ser el mejor padre, madre, hijo, etc. Jesús caminaba haciendo milagros y prodigios con un propósito implícito: por ejemplo, cuando sanó a la suegra de Pedro, ésta dejó de tener fiebre, pero luego se levantó para servir. En 2 Reyes 20 leemos que el profeta Isaías le dice a Ezequías que va a morir irremediablemente pero que debe tener la dignidad de ordenar su casa.
Nuestra tendencia es que cuando estamos al borde y en los límites extremos se activa algo, por ello Dios te dice que no hay nada imposible pero debes pensar cómo está tu situación hoy porque Él nunca va a bendecir tu desorden: ¿Cómo estás con tu familia? ¿Cómo le vas a pedir algo a Dios si tienes odio y rencor en tu casa? Ordena tu situación y no la postergues más, no claudiques entre dos pensamientos, con un pie fuera y otro dentro; ordena tu casa y diles a los tuyos cuánto los amas. Eso es lo que hizo Ezequías, oró. No esperes los momentos críticos para orar porque el oxígeno es para el cuerpo como la oración es para el espíritu. En lo íntimo puedes orar largas jornadas y todo depende de cuánto necesites de Dios: esas horas con Él son directas de tu corazón al de Él. Largas oraciones en privado hacen que las oraciones en público sean cortas y directas; cuan intensa sea tu necesidad, angustia, clamor y derrames tu corazón con quebranto y pedido de auxilio, tu oración será más eficaz y serás más íntegro.
Debes saber pedirle a Dios lo que necesites, decirle que lo honrarás con ello y que no descansarás de proclamar Sus grandezas; Él te dará eso que pides, pero con un propósito relacionado con Él. Si estás en un momento de conflicto y difícil situación, hazlo con ese clamor y desesperación; basta ya de titubear como las olas del mar que van y vienen y que no te ayuda en nada ¡Debes tener convicciones y firmeza ante Dios!
Pon en tu corazón el firme propósito, primero de seguirlo y luego, de servirle.
Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento
Colosenses 4:2