NO TE LIMITES A ESCUCHAR LA BIBLIA
Todo creyente sabe que puede oír la voz de Dios a través de la Biblia, nuestro manual de vida. La Palabra de Dios nos aclara la verdad de escuchar y obedecer su voz. En el libro de Juan 10:27, Jesús nos dice: "Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen". Si eres un seguidor de Jesús, entonces, deberías conocer su voz y sobre todo seguir sus instrucciones.
Cuando tengas una Biblia en mano debes saber que Dios nos solo habla, sino Dios también hace, por lo tanto, lo mismo busca en nosotros: Que seamos no solo oidores sino hacedores ¿Cuánto haces de la Biblia?
Santiago 1:22-27
“No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y después de mirarse se va y se olvida en seguida de cómo es. Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla”
No es cuánto de la Biblia sabes o escuchas, sino cuánto de la Biblia haces. Dios nos dice que si solo escuchamos lo que hay en la Biblia y no lo practicamos, nos engañamos a nosotros mismos. Es por eso que por más que vayas a todas las reuniones dominicales o un Grupo de Alcance y no practicas lo aprendido, simplemente no habrá transformación y seguirás viviendo en la rutina y por ende una vida religiosa.
Si escuchas la Voz de Dios hablando a tu vida, es hora de atender y practicar el mensaje. No basta con anotar, hay que actuar y preguntarse ¿cómo voy aplicar lo que aprendí? ¿Qué voy a cambiar en mi vida, que voy a comenzar a hacer, que voy a dejar de hacer? Recordemos que no solo nos informarnos, sino que escuchamos la Palabra de Dios para transformarnos. No te limites a escuchar la Biblia, proponte practicarla y cuando estés anotando en tu libreta de apuntes, tu puedes apuntar: no voy a ser resentido, ya no voy a ofender a mi esposa, le voy a pagar lo que es justo a mis trabajadores, voy a dejar la pereza, seré una mejor persona. Entonces escuchas la Palabra de Dios, lo anotas, lo practicas y vas a notar la diferencia. Una cosa es escuchar, otra cosa es practicar. Practiquemos la Palabra de Dios.