PERDÍ, PERO GANÉ
Puede ser difícil ser agradecido cuando sabes que perdiste, cuando hay dolor o cuando alguien se fue y sabes que nunca más volverá. La gratitud no calma el dolor en ese momento, pero ayuda a aliviar las ataduras del sufrimiento. Nos ayuda a enfocarnos en lo que tenemos y no tanto en lo que hemos perdido.
Puede que sientas pérdida, pero hoy ganaste:
Ganaste la oportunidad de anclar tu esperanza en las promesas de Dios.
“Pues tantas como sean las promesas de Dios, en El todas son sí; por eso también por medio de Él, Amén, para la gloria de Dios por medio de nosotros” 2 Corintios 1:20
Ganaste nuevas fuerzas para continuar.
“Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas” Isaías 40:31
Ganaste la experiencia de ver cómo Dios se glorifica en medio de todo.
“Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien,
esto es, para los que son llamados conforme a su propósito” Romanos 8:28
Ganaste ver las victorias que se dan en medio de las pruebas.
“En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo” 1 Pedro 1:6-7
Ganaste el gozo de atesorar a Cristo por encima de todo.
“Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo” Filipenses 3:8