ALTAR FAMILIAR
En nuestra Misión procuramos ser y hacer como Jesús porque Su Palabra es Verdad, Su Camino es el único vehículo para llegar al Padre y Él es el centro de nuestra vida; es lo mejor que la haya sucedido a nuestra familia. Si Él está en nuestro corazón y en nuestras vidas, resolviste todo. Tu familia es una bendición porque Dios la creó para ser expresión de Su comunión de amor y unidad, es la morada de la presencia de Dios; y aunque todas nuestras familias tienen muchas necesidades y desafíos, Dios nos ha dado en la oración una herramienta preciosa. Si bien el ideal de una familia es la cimentada en padres e hijos, también consideremos cuando solo se cuenta con uno de los padres, o solo hermanos, según sea el caso; pero en definitiva de lo que se trata es que cada uno de los miembros de la familia ore el uno por el otro. ¿Cuántos oran en familia y tienen tiempos con Jesús?
La oración del esposo puede fluir espiritualmente y desde el hecho de sólo tocar a su esposa también está orando. El hombre fue creado como jefe, cabeza y protector de la familia; pero debe saber lo que su esposa necesita y tener cuidado de no forzarla en hacer cosas que no le corresponden. De ahí que si tienes dificultades con ella, debes acercarte y saber lo que necesita para que ores al Padre por esa causa; de esa forma la brecha de la comunicación entre los esposos disminuirá impresionantemente. Por ello es importante que confirmes lo que ella realmente necesita, pon énfasis en ser muy caballero y ser considerado compañero de tu esposa para que tus oraciones sean válidas (1 Pedro 3:7). Lo contrario sería como llevar adelante tu empresa mientras estás saboteando a tus inferiores: pero el Señor quiere bendecir tu vida, tu linaje, y, por ello, quiere ver cómo respetas a tu esposa y entonces escuchará tu clamor y suplirá tus necesidades.
Las esposas como ayuda idónea de sus esposos, deben empezar orando por ellas mismas con la oración eficaz; es decir, con fe y creyendo en lo que piden en el Nombre de Jesús y de modo perseverante. Eso ayudará justamente en ser ayuda idónea, consejera y quienes levanten el liderazgo de sus esposos; y aunque a veces les cueste sujetarse a ellos, leamos en Efesios 5:33 que se trata de amarlo y respetarlo. Debes pedirle a Dios que te permita ver sus virtudes y velar por las necesidades de él, porque el modelo de Cristo es un amor genuino y generoso; de modo que debes orar por él para que tenga sabiduría, salud y su carácter semejante al de Jesús.
También debemos orar por nuestros hijos que no son iguales y demandan necesidades, porque los padres queremos siempre que sean más grandes que nosotros. Por ello debemos velar por ellos, pero para que sean superiores a nosotros deben desarrollarse primero por lo que vean en nosotros; pues lo que han visto tus hijos es a Dios a través tuyo. En todos los casos, tú hombre o mujer, eres fuente de inspiración y si quieres ver a tu hijo próspero, tu patrón de inspiración no es Adán y Eva (Génesis 1:26) sino Cristo y ¡Qué bueno que sea así! Puesto que Él se humilló y se hizo obediente hasta la muerte (Filipenses 2:5-9).
Si tú te allanas y te humillas diciendo que no hay verdad más absoluta que la de Cristo que dio su vida por nosotros, dejarás todo para dar tu vida por tu esposa, tus hijos y tu familia que te acompaña; tus hijos estarán en cada victoria que tú hagas porque como padre sigues a Cristo que suple tus necesidades (Juan 4:46-53). El padre tiene que dejarse de todo orgullo porque la oración de los padres desata poder sobre los hijos. Cuidado padre con lo que hagas y seas obstáculo en el crecimiento de tu hijo o seas tú el motivo para que tu hijo no te honre. Los hijos también deben orar por sus padres para que sean más sabios y si Cristo es la única Verdad en nuestra Misión, pues los hijos deben Seguirlo si quieren honrar a sus padres. Orando los unos por los otros en familia, hacemos un Altar; porque una familia que ora unida, es una familia feliz, bendecida, que se ama y…
¡…siempre habrá tiempos preciosos para orar en familia!