RESUELVE TUS PENDIENTES I
Nuestra conducta actual proviene de cómo fuimos formados y entrenados desde pequeños; y es un error pretender formar a los demás con premios y castigos, porque solo generan moldes y patrones del cómo quieres que te traten o acepten. Esto lo vemos hasta en el ámbito empresarial cuando se otorgan los bonos de reconocimiento por los buenos resultados o castigos si no se hacen bien las cosas. Si haces bien las cosas por el reconocimiento, distorsionas el compromiso legítimo con tu institución, pues lo que buscas es aceptación, evitar el rechazo y caes en la trampa de fingir ser feliz o de aceptar tu realidad. Ante esta situación, o sigues fingiendo ser fuerte o asumes tu vulnerabilidad. Pesará mucho, claro está, la forma como fuiste educado y más aún, la forma de cómo los revises hoy. Hay gente que le echa la culpa de muchas cosas a Dios pero las disputas nacen de los egoísmos que nacen en tu interior (Santiago 4:1); el hombre se siente culpable porque ve que las cosas no fluyen y no salen bien porque no encuentran el fondo del asunto; y ello tiene que ver precisamente con esos patrones y la forma de cómo fuiste ayudado. Tú puedes plantear vivir el hoy pero no debes de olvidar de resolver lo pendiente y los malos patrones del ayer; es esencial que los revises y darte cuenta que carecen de fundamento, porque sólo la Palabra es fuente de principios eternos. A veces nos hacemos los maestros pero con nuestros actos borramos todo lo que decimos, por ello es hora de olvidar el pasado (Filipenses 3:13) para no tomar decisiones fijándonos en lo anterior y para ello se requiere ser humilde en reconocer lo mucho que te falta en el camino de Dios. No te pongas parámetros que ya lo sabes todo y vuélvete a las instrucciones de Dios con Su Palabra: la Biblia no contiene consejos sino órdenes e instrucciones para que en la vida te vaya bien; así por ejemplo, el honrar y amar a nuestros padres no es un consejo sino una orden y que da tremenda bendición.