HABLA CUANDO SEA NECESARIO 2

Alguien escribió acerca de un mundo donde todos eran mudos, pero existen otros que hablan tanto que hasta dedican su tiempo para arreglar lo mal que hablaron. Hay mucha bulla y poco silencio. Por ello hay un Proverbio Chino: “habla solo si consideras que tus palabras son mejores que tu silencio”; entonces nos ahorraríamos conflictos y peleas. De hecho muchas separaciones conyugales y divorcios se dan por efecto del mal uso de la lengua, en donde hay vida y muerte. Es muy poderoso vivir esos momentos de silencio y guardar tu lengua, así podrás descubrir quién te quiere ofender, discernir con sabiduría y diluir las situaciones; mientras que el necio es híper sensible a la ofensa, irritable, reiterativo, orgulloso y altivo. La necedad y el orgullo gritan, la sabiduría calla. Hay tanta bulla afuera, pero si te propones una línea de conducta basada en la sabiduría, el silencio será tu mejor compañero y aliado. Generalmente también creemos que quien maneja la conversación es más sabio pero no es así, porque el que maneje la conversación será el que escuche bien.

En varios pasajes de la Biblia veremos cómo los maestros de la ley le reclaman a Jesús porqué sus discípulos no observan las normas y Él les aclara que deben dejarse de legalismo, porque lo que contamina al hombre no es lo externo sino lo interior que sale de tu boca es lo que daña, contagia y contamina al hombre; además que Él no vino para condenar a nadie sino para rescatarlo y liberarlo de toda atadura (Juan 8). Hay mucho barullo que proviene de lo que piensa el sistema del mundo, que cuesta mucho superar, que genera hacer hasta lo que no quieres y que no permite que expulses aquello que debes sacar de ti. Pero entendamos que solo el silencio es la mejor antesala de la sabiduría y toda persona debe tener esos espacios de silencio porque ahí es que se manifiesta el Salvador que está tocando la puerta de tu corazón para que le abras, Él more y se quede contigo (Apocalipsis 3:20).

Mateo 15:11

Lo que contamina al hombre no es lo que entra por su boca. Por el contrario, lo que contamina al hombre es lo que sale de su boca.