¡HABLA BIEN! 4
Cambiar solo nuestro lenguaje ya genera una energía impresionante, genera compromiso e impulso, por ello no debemos olvidar que tenemos que pensar mejor para vivir mejor. Que no salgan de nuestra boca sino solo palabras buenas, lo grosero es decir “no se puede, es difícil”; porque no hay nada imposible para Dios y para el que cree en Él. Hay que tener sabiduría para hablar y para elegir el momento para hacerlo: la forma, los momentos y los lugares sí son importantes.
Todos tropezamos al ofender (Santiago 3:2) y aunque nos hemos dado varios tropezones al ofender, debemos aprender a filtrar bien nuestra conversación y nuestras palabras. Si te es difícil separarte de la gente que te rodea y que susurra mal, de todos modos debes alejarte de ellos para vivir con sabiduría en tus palabras y en tu decir; si sabes que algo es incierto, bueno o útil, deséchalo para no ser como tachos de basura que depositas todo tipo de desperdicio. No tienes por qué escuchar lo que no es correcto y si estás empeñado por algún dicho de tu boca, anda con tu prójimo y reconoce que has sido ligero con él (Proverbios 6:2-4).
Efesios 4:29 No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.
¡Que tus conversaciones sean agradables y cordiales, deja de lado todas tus ligerezas, flaquezas y reconoce tus debilidades con humildad!