EL PERDÓN COMIENZA EN TI
El perdón no tiene que ver con negar los hechos y cuando no se aplica bien el perdón solo genera confusión: lo tienes que afrontar correctamente y con sabiduría. Perdonar no necesariamente genera reconciliación: no podrías reconciliarte jamás con alguien que ya murió o con alguien que no quiere saber nada de ti; más bien se trata de un perdón que deja al otro sin cargas ni amarguras. Perdonar es un camino a la libertad porque Jesús nos amó nos perdonó.
Lucas 7:47
Te digo que sus pecados —que son muchos— han sido perdonados, por eso ella me demostró tanto amor; pero una persona a quien se le perdona poco demuestra poco amor.
Nos dice la palabra que el apóstol Pedro lloró y pidió perdón por su error de traicionar a su Maestro y dicho perdón se configura cuando el Señor resucita y apareciéndosele le pregunta tres veces si lo amaba más que sus discípulos: se trataba de tres declaraciones de su amor para terminar de perdonarlo de sus tres negaciones. También vemos en Lucas 7:36-47 que Jesús comía en la casa del fariseo Simón, un entendido de la religión y una ramera se le acerca ante la crítica y el asombro de los demás que estaban allí; Él les habla del mucho perdón que se da ante el amor que demostró aquella mujer pecadora y entonces encontramos una relación entre el amor y el perdón: “a quien más se le perdona, más ama”.
Tal vez el más grande acto de valor en la vida es desarrollar la capacidad de perdonarte a ti mismo, porque muchos que están molestos consigo mismo hicieron lo que no debieron hacer y no lograron lo que debían lograr generando frustración, enojo y resentimiento con ellos mismos.
Pero el perdón comienza en ti ¡Cuando yo cambio, todo cambia!